Eran las cinco (d)e la maana
un seminarista, un obrero
con mil papeles de solvencia
que no les dan pa(ra) ser sinceros
Eran las siete e la maana
y uno por uno al matadero
pues cada cual tiene su precio
buscando visa para un sueo
(Bairor laral)
El sol quemndoles la entraa,